29 sept 2006

LA BATALLA DEL LIBRO

LIBROS VIAJEROS

La Cultura de una sociedad no podría estar separada del Libro. Una sociedad no podría construirse sin la presencia del libro. El Libro se constituye en el soporte indispensable para la afirmación del conocimiento. Sin libro no puede existir formación. Claro está, el libro sin lectores, tampoco sirve. Poseer una biblioteca como adorno no realza la jerarquía de su propietario, ni tampoco le ofrece la posibilidad de promoción en la sociedad. Y el aprendizaje de la valoración del libro pasa por la lectura diaria y, se inicia –dicen los entendidos en pedagogía a muy temprana edad-. El niño, o la niña puede aprender a leer con destreza a partir de los cinco años!

¿Cuál es la situación en que se encuentra el Paraguay? Muchos estudios comparativos fueron realizados a propósito de la sociedad, su ubicación física y geográfica. Estudiosos en el tema han desarrollado hipótesis al respecto. Por ejemplo; cuentan de que aquellas naciones que fueron favorecidas por su ubicación marítima y su salida al mar tuvieron mayores oportunidades en establecer intercambios culturales, y estos intercambios fueron favorecidos por el arribo de libros en los barcos. México, Colombia, Venezuela, Cuba, Argentina, Brasil, Chile, por nombrar sólo algunos, y cuyos países tenían salida al mar, fueron favorecidos, de alguna manera, por la visita de comerciantes, pensadores, artistas, artesanos, marinos, quienes bajo el brazo –de seguro- traían consigo-, libros, escritos, memorias, novelas, poesía, historias, crónicas. Los libros viajan con las personas. Los libros migran, y la información se transmite con los libros. La emoción del momento, la que vive sensiblemente una sociedad es también trasmitida con los libros viajeros. En los últimas décadas un sinnúmero de ensayos fueron escritos, donde se analizan, a la luz de documentos de archivo el papel de los libros en las sociedades. Listado de títulos, listado de autores, y contenido fueron pasados a la lupa para entender mejor, en cada contexto histórico, las diversas influencias e impactos de pensamientos, gustos, y a través de dichas investigaciones la ubicación certera de las diversas corrientes que tuvieron y tienen influencia en la historia de mentalidades. ¿Cómo podríamos imaginar el impacto de la revolución francesa sin la presencia de los escritos del siglo de las luces?

JUVENTUD: desafió para el desarrollo de política pública en el Paraguay (parte 2)

La realidad de la juventud latinoamericana y en el mundo está influenciada por la globalización, el neoliberalismo, con sus consecuencias de exclusión, pobreza, destrucción de valores, muy a pesar de los avances científicos, tecnológicos y de comunicación. Los jóvenes de los países no sobresalen como un grupo poblacional específico. La juventud está desorientada, no es reconocida como una fuerza importante e innovadora. Es por eso que la juventud se mantiene al margen de la sociedad. El modelo que fundamenta su regulación única en el mercado, hoy es un modelo en decadencia. Modelo perimido, pero vigente, pero cuyo modelo, sin embargo, ha incubado en sus mentes e influenciado comportamientos negativos en la juventud. La desesperanza y desmotivación apremia a los jóvenes. Toda energía juvenil está puesta en la lucha por la sobrevivencia, en una sociedad donde “los pobres son cada vez más pobres” y “los ricos cada vez más ricos”. La preocupación de nuestra juventud se vincula al desempleo, al analfabetismo, a la sub-escolarización, el SIDA, las drogas, el alcoholismo, la violencia, el desgano y marginalidad, prostitución entre otros. La juventud persiste como víctima secuestrada por los medios corporativos de comunicación que transmiten el consumismo como única salida. Por lo que resulta que los jóvenes sólo esperan obtener dinero como única razón de vida.

En Paraguay debemos ser muy conscientes de la necesidad de conocer a profundidad las premisas e identidades de la juventud, en todos sus aspectos; y que las mismas deben ser llevadas en cuenta para que puedan ser entendidas en las diversas interacciones humanas de la propia sociedad. Si no se conoce de qué juventud paraguaya estamos hablando, seríamos incapaces de elaborar –bajo diagnóstico participativo- un diseño de política juvenil, y mucho menos sabremos responder a los deseos y posibilidades de participación juvenil en las decisiones del Estado y gobiernos. Para contribuir a la formación de las nuevas generaciones es preciso conocer los mecanismos y actitudes de ese ciclo de vida, lo que facilitará a priorizar el desarrollo social de nuestra sociedad. También debe ponerse en resalte que la juventud está representada por sujetos cuyas singularidades se diferencian notablemente entre sí. (Juventud urbana, peri-urbana; juventud rural, con sus particularidades lingüísticas y culturales). En ese sentido, cambios constantes afectan a la juventud, sobretodo la manera de pensar, y en ese contexto, el adulto se ve obligado a reconsiderar sus posiciones y actitudes. El medio familiar, deportivo, escolar, cultural y ambiental y los medios masivos de comunicación están presentes en el interés de los jóvenes, pues refiere a la afirmación de la diversidad de las culturas juveniles. No se trata de considerar a la juventud como grupo compacto y homogéneo; por el contrario, hay que partir del hecho de su gran diversidad, debido a la naturaleza y realidades juveniles plurales, y a la amplitud de comportamientos posibles. Por ello es mejor hablar de: Juventudes paraguayas. La educación juega un rol preponderante en la comprensión de valores y los significados que propugnan. Es un grupo social que necesita calificarse para asumir su porvenir en el encause de responsabilidades familiares. La escuela, el colegio y la universidad se constituyen en espacios de socialización necesaria, donde se desenvuelven lazos comunes, se establecen las diferencias y particularidades, proyectándose como grupo generacional y con sentido de pertenencia. La incomprensión e incomunicación que existe entre el joven y el adulto, como también la crisis profunda que aparece en el interior de las familias, y sus consecuentes desgarres, adviene principalmente por el hecho del resquebrajamiento de la figura del padre (adulto) como figura paradigmática representando un indiscutible poder. Eso ha cambiado, y el cambio se profundiza. Debemos estar muy atentos a esos cambios, pues en muchos de los casos toman un giro y dinámica no antes vivida por la sociedad.

JUVENTUD: DESAFÍOS PARA EL DESARROLLO

DE POLÍTICAS PÚBLICAS EN EL PARAGUAY (1)


Ser un joven paraguayo es: soñar con un buen trabajo; vivir en el país; creer en Dios, vivir on-line; querer viajar…Expresaba un joven con las manos en el bolsillo, echando una mirada a sus anchas y desgastadas botamangas. Y esas palabras, muy ciertas, ponían en claro su propia dimensión cultural. La juventud es diversidad, sus posturas, sus preocupaciones, tendencias, comportamientos –aunque a veces contradictorios-, se mueven en busca de felicidad, y hasta fustigados por generosos valores de solidaridad. Y muy a diferencia entre, ése ideal justo, y la sociedad que empuja hacia el individualismo, la competencia desleal y el consumismo los cuales generan movimientos de rebeldía y a la vez de insumisión, muy característicos de la juventud de éste siglo..

Algunos señalan que el período de la juventud va desde los 15 a los 29 años, para otros de 15 a 24, y la juventud comúnmente entendida como un “rito de pasaje” entre la infancia y la madurez, un período donde se intensifica un proceso de formación ética e intelectual, en que se completa el desenvolvimiento físico, en el cual se afirman una serie de cambios sicológicos y sociales llevando en cuenta también el ingreso al mundo adulto. El concepto de juventud se basa en una construcción socio-cultural-histórica, dependiendo fuertemente de una serie de condicionamientos, oportunidades, biografías que no podrían ser simplificadas con una mera delimitación definida. Pero, debemos entender que, la juventud corresponde a un período de acentuados cambios y definiciones, como un desafío permanente, sin subestimar sus propios derechos humanos específicos, así como su importancia como actrices, y actores sociales de hacer política. La juventud pasa pero también queda. En ello, la elaboración de políticas públicas para la juventud paraguaya debería orientarse en particular por una visión y accionar juvenil transversal, por vincularse e identificarse a otros grupos específicos de la población como: niños, mujeres, grupos étnicos, tercera edad y migrantes entre otros. En el Paraguay, el Estado y los poderes descentralizados siempre han puesto las espaldas a la juventud. La “adultocracia” persiste en las decisiones. Ni siquiera se lleva en cuenta el peso demográfico. Una gran mayoría poblacional es joven. Y urge el diseño de políticas ambiciosas que permitan: primero; que las nueva generaciones participen en un proceso de cambios; segundo que se elaboren programas que apunten a preparar a los jóvenes de la mejor manera posible para tal participación. Tercero; las acciones a emprender, deben colaborar para que todas las políticas públicas comprendan una perspectiva generacional-juvenil. Y la preocupación permanente a ser incorporada en definitiva en la agenda política nacional.


PRESENTACION DEL LIBRO TOMARAHO TOMO II


“Me siento a la vez tan fuerte, tan lleno de ideas,

y tan débil, tan colgado de un hilo sobre el abismo negro!

¡Sé que mi pluma es un mundo, sí,

y que mi mano apenas puede sostenerla!”

Rafael Barret

“La literatura está hecha para que la protesta humana

sobreviva al naufragio de los destinos individuales.”

Jean Paul Sartre

¿Cuál es la herencia patrimonial de los relatos míticos? ¿Que significado tiene el estudio y colecta de un corpus mítico? ¿Qué consideraciones encierran la pertinencia de la recuperación de la memoria a través de la identificación y valoración del conjunto de pensamientos míticos? ¿Qué relevancia y facilidad adquieren la adopción de la escritura, de la tecnología y de la etnografía como palancas al emprendimiento de salvaguarda y fortalecimiento del patrimonio cultural inmaterial? En la presente publicación; el avance de la investigación y su puesta en forma, generó esta serie de interrogantes, las que a nuestro parecer constituyen una guía introductoria a una mejor comprensión de los etno-textos. El estudio de campo realizado con los Tomárâho ayudó a confirmar las teorías etnológicas –en éste caso, aquellos conocimientos desarrollados en al área sudamericana- donde los relatos míticos son la vigorosa reseña en la comprensión, en la toma de conciencia, producción, recomposición colectiva sobre la interpretación de los orígenes, y la remisión de principios y valores. Los relatos míticos dilucidan los secretos del mundo visible dejando comparecer, al mismo tiempo, las posibilidades del mundo invisible. Es, a su vez, motivo de divertimento –dependiendo en gran medida de la capacidad actoral del relator en relación con el público participante-. El relato mítico gratifica la transmisión de sabidurías, su enunciación ejerce también el rol de difusión de técnicas y su permanencia. La declinación del mito es alta literatura, donde el pasado esplendoroso se nomina en el presente bajo figuras, imágenes, personajes, símbolos, sucesos; gracias a la escenificación corporal del relator o relatora; y gracias a la práctica socializada de la oralidad que la lengua delega. El “poeta-oral” utiliza el recurso mitológico para desempeñar el acto de “componer” al mismo tiempo que el de “interpretar”. La exposición del relato mítico en sus diferentes y variados temas, depende de dos aspectos estratégicos a saber: la situación en que el relato se desarrolla –espacio-tiempo- (ritos de pasaje, divertimento, delegación oral de la cosmovisión, desdoblamiento ritual), lo cual confiere al relator, en otra instancia, legitimar su fidelidad oral hacia una distinción social. En su segundo aspecto; el relato invoca a un protagonismo real en la escenificación de las prácticas sociales. Será por ello que Durkheim dice que la eminencia más elevada de la actividad intelectual es esencialmente social. El antropólogo inglés Jack Goody; escribe: “El mito es ante todo un hecho social, un enunciado cultural, es la llave de un código, una ventana abierta sobre la estructura, en tanto que se constituye en un producto del espíritu humano, donde el proceso de su creación pasa a segundo plano” [1].

La recuperación de la memoria cultural –en tiempos de peligrosa estandardización simbólica- es una tarea imprescindible que realizar. La producción del conocimiento debe invertir todo esfuerzo en la identificación de los riesgos de unificación perniciosa y de desvalorización; allí donde las urgencias son perentorias (áreas geográficas, monitoreo sobre modelos y procedimientos de exterminio y debilitamiento cultural). Por el otro, la disciplina etnográfica, con más de un siglo de experimentación (considerando el surgimiento disciplinario antropológico, con la designación del objeto y el sujeto como investigación científica), deberá superar limitaciones y aprietos. En ello; la efectividad de toda rehabilitación y reposición de la literatura oral en su conjunto –entendiéndose como actividad de realce riguroso y planificado bajo el impulso socializado de éxitos esperanzadores-; tendrá que conceder la participación colectiva en todos sus procesos y etapas. En definitiva, el emprendimiento de actividades endógenas se traduce en una vasta empresa colectiva capaz de interactuar programas verdaderamente renovadores de todas las mutaciones que apelan la creatividad de los individuos y de las sociedades. La participación plena y libre garantiza la creación, ayudando a percibir entre todas las actividades de las personas, la que mejor expresa una cultura y asegura su perennidad. Cada persona, conocedora de su patrimonio, depositaria de una herencia cultural específica, -aunque en proceso incesante de cambios y enriquecimientos- debe ser el punto de nominación en el accionar, en la medida de establecer fuertes complicidades y compromisos en la definición de los objetivos, las vías y los medios (ciencias-artes, participación comunitaria). Convendrá ante todo estimular el conocimiento autóctono donde se elaboran las percepciones, y las actitudes que son el fundamento del reconocimiento pleno y recíproco de la equitativa dignidad de los pueblos, las mujeres y los hombres. El disfrute de los valores y bienes culturales depende de la capacidad de involucrar, de informarse, de conocer, de formarse, y comprender libremente. El talento humano ha demostrado su inventiva creando diversos procedimientos y sistemas de protección, de revalorización y exhibición que contribuyen al buen mantenimiento de obras culturales. G. H. Rivière, museógrafo competente, definía al museo como: ”una institución al servicio de la sociedad, que adquiere, conserva, comunica y presenta con el fin de acrecentar el conocimiento, la salvaguarda y el desarrollo del patrimonio, de educación y cultura, de bienes representativos de la naturaleza y el hombre” ¿Qué alternativa innovadora nunca antes explorada podrían ser llevadas a cabo en sociedades frágiles dónde el fortalecimiento del patrimonio oral necesita una vigorosa proyección?

Desde luego, y a manera de ejemplo; el concepto de Museo debe ser revisado, en su fondo y forma; para dar lugar al hecho de que toda comunidad cultural, en su acepción más amplia posible, tenga que erigirse en Museos del Gesto y la Palabra, y ceder el lugar, en una justa asignación para revalorar la memoria patrimonial. El gesto humano vinculado al quehacer en modos de subsistencia, el gesto en las relaciones sociales productivas no contradictorias; los gestos en las interacciones ritualizadas entre personas son siempre explicadas, pensadas, y evidenciadas por el arte de la palabra. Lo que se pone de manifiesto es la elaboración de un Museo insospechado. La mutación debe estar vinculado a objetivos claros, conexos e integrados en una lucha contra la destrucción humana, cultural y natural, partiendo del reconocimiento de la riqueza inmaterial comunitaria. (Lo que tuvimos, lo que tenemos, lo que perdimos). La herencia patrimonial; aquello que la comunidad cultural acoge históricamente es consecuencia de la aplicación del chihôkôrahâ ylúe (exploración del quehacer cultural). El relato sueño ñornîe uryk anticipa la competencia imaginaria y el óptimo desempeño de la creación colectiva. La resistencia fundamenta el arrebato conciente de la colectividad. La resistencia se convierte en el instrumento primordial del fortalecimiento de la identidad (lo que define al ser).

La innovación de conjeturas en ese “Museo Insospechado”, busca propender nuevos mecanismos en el saber sobre el: identificar, conocer, inventariar, registrar, catalogar y difundir el patrimonio inmaterial. Los elementos de apoyo en éste caso son: gesto y palabra, elementos basados en toda actividad humana de los pueblos, materializados en conocimientos, sabidurías y técnicas propagadas en el tiempo y en el espacio cultural-comunitario. De por sí, una comunidad cultural se organiza como un “depósito complejo” de situaciones y experiencias humanas a través de la historia. Una comunidad cultural es un “Museo”. En otro orden de aplicación la literatura latinoamericana, y principalmente en las obras de Macedonio Fernandez[2], o de Ricardo Piglia, estos escritores plantean la novela, “el relato escrito,” como un “Museo”. En esa inversión, aunque no como paradigma, la literatura oral hace parte de ése “Museo”. La literatura oral es “Museo”por considerarse una constelación de situaciones con la diseminación de la palabra. Los relatos míticos que en su desarrollo narrativo caracterizan a una especie vegetal, o a una especie animal; apuntalan una justificación en la multiplicidad de hechos, clasificaciones, usos y representaciones sociales, las que se manifiestan, se nominan, se explican por intermedio de la palabra: relatos-sueños, relatos originarios, enseñanzas, historias de vida. Así mismo las acciones que las personas emprenden en la vida cotidiana (“tradicional o moderna”), se transfiguran en gestos, y los gestos en acciones. Las expresiones gestuales humanas conforman historias del comportamiento cultural de una sociedad dada, vinculadas éstas a un entorno bio-geográfico propio. Los gestos se organizan en una proliferación de significados, en símbolos que le dan sentido a la identidad, al patrimonio, a la relación entre individuos. A manera de ejemplo; las técnicas de caza o captura de animales en las sociedades aborígenes se exhiben por intermedio de un sinnúmero de gestos.Todo emprendimiento de gestos son generados para consagrar la celebración de un ritual propiciatorio. O gestos delimitados que llegan a concluir en estrategias de caza. Juegos coordinados de gestos en la captura del animal, transporte de la presa y distribución de la carne en el seno de una familia extensa. No debemos perder de vista que la evolución de operaciones gestuales se ven condicionadas por las mutaciones, principalmente a través de la adopción de nuevas utilerías y herramientas. Los Tomárâho, según algunos informantes, adoptaron el hacha de hierro alrededor de 1950, -utilizada al principio para la colecta de miel y el palmito de karanda’y-, la cual fue desplazando al hacha lítica tradicional (hacha prehistórica). La adopción del hacha europeo apeló a desarrollar nuevas gestualidades que fueron introducidas y difundidas principalmente por los varones. El gesto vinculado a la utilería establece el funcionamiento social, relega el mandato en la asignación de la división sexual de funciones. Los gestos se convierten en categorías históricas. Los gestos desaparecen y son remplazados con la adopción de nuevas herramientas, de nuevos objetos, o nuevas motricidades admitidas en la domesticación del espacio por el cuerpo. En cada caso, la gestualidad y motricidad autóctona del cuerpo son también explicadas en los relatos míticos. A partir de esta aproximación que se propone; el patrimonio del gesto y la palabra, como fenómenos interaccionados, admiten comprometer la imaginación hacia la búsqueda de innovadoras metodologías etnográficas que permitan la identificación, colecta y registros necesarios en la rehabilitación y salvaguarda del patrimonio cultural.

Las lenguas minoritarias deben ser atendidas, pues la supervivencia de las mismas, son indispensables en toda expansión pública que consienta la elaboración de literaturas orales. El principio de distribución equitativa de la riqueza lingüística pasa por la cristalización consciente de las sociedades frágiles ante la asimetría entre “lenguas oficiales” y “lenguas despreciadas” por el poder. El prestigioso sociólogo francés Pierre Bourdieu, puntualiza al respecto, la importancia de generar una “creación continua” de manera a convalidar su valor. En una de sus reflexiones sobre la lucha por el reconocimiento de la autoridad lingüística expresa: “La lengua legítima no conforma en si misma el poder de asegurar su propia perpetuación en el tiempo que ella disponga el poder en definir su extensión en el espacio. Sólo ésta suerte de creación continua que se opera en las luchas incesantes entre las diferentes autoridades que se sitúan comprometidas en el seno del campo de producción especializada, en la competencia por el monopolio de la imposición del modo de expresión legítima, puede asegurar la permanencia de la lengua legítima y de su valor, es decir; de su reconocimiento que le está acordada” [3]

El restablecimiento de la autoridad y permanencia de la lengua de los Tomárâho tiene que ver, con la puesta en valor por los miembros de esa misma sociedad en la recuperación lingüística autóctona (yxyro houlo). La legitimización de la lengua legítima se realiza en la producción y reproducción cultural in-situ del pensamiento cultural. Las ciencias etnográficas apoyadas por procedimientos de colecta e identificación participativas, sostenidas por instrumentos tecnológicos comunicativos y por diversos soportes contribuyen en la puesta en forma para su difusión nacional ulterior. Esa fue la tarea llevada a cabo y cuyos resultados se muestran en éste trabajo. En eso, la gestión de una transcripción ortográfica de la lengua nativa coordinada por el investigador, favoreció en demostrar la validez de la escritura como oportunidad de posibles en dignificar el pensamiento autóctono. La escritura de la lengua se presenta como dispositivo libidinal de la literatura oral. La adopción de una “razón escrita” en la toma icónica del poder que concluye en un nuevo rol indígena del “scriba aborigen” o “scriba ancestral” quien depone en aterrizar la “pluma” en un espacio blanco-abierto, y echa a andar el ejercicio innovador de la narrativa en punto-línea como descripción de la estratificación de los sentidos, y en la articulación de la palabra al imago como representación, confiere un sentido mayor en el acto de resistir al exterminio. J. Goody al proponer una reflexión crítica al respecto, considera que escribir no se trata sólo de una labor de registro de la palabra, sino también de desarrollar la capacidad de recortar y abstraer los elementos, de clasificar las palabras en listas y operar la combinación. El antropólogo J. Goody va más lejos al expresar, que para conocer el pensamiento “salvaje” los etnólogos deben comenzar por “domesticar” a través de la apropiación de la escritura, es decir; la domesticación de la “razón gráfica”. “Cuando la escritura aparece, ella se transforma en muchos casos como técnica divinatoria la más apreciada, porque la escritura hace posible una nueva práctica del “secreto”.[4]

Las colectas del corpus mítico realizadas con calificados informantes Tomárâho; y la transferencia escrita de la lengua nativa fue una experiencia valiosa en enseñanzas. Los tutores: Daniel Echýrbyche Volút Aquino y Rodolfo Ñuhwÿt Fretes contribuyeron a festonear la diseminación de la palabra aborigen en el papel. La selección de los títulos y contenido de los relatos míticos fueron transcriptos a partir del archivo personal y colectas llevadas a cabo por el investigador en trabajos de campo para la presente publicación.

Acaso habría necesidad de señalar que ésta obra es también evocación y homenaje a un gran colaborador y amigo de muchos años de labor etnográfica: Máhâra Dohorâta Wylky, sabio chamán estelar, con quién hemos emprendido la utilización del dibujo como procedimiento de exploración etnológica de la memoria. El dibujo, para desplegar en tinta china ese mundo-otro. Máhâra, nos contaba que fue un tío suyo quien habiendo desarrollado su propio talento en dibujar sobre la arena, o sobre la corteza de los árboles, pudo aprender él también, dando curso libre en recrear imágenes de su propio mundo. Parte de la Colección,“Cosmografía Chamacoco”, dibujadas por éste chamán estelar son publicadas aquí, y cuyas reseñas explicativas se insertan en el libro, con el propósito de dar a conocer ese gran talento aborigen, –como un hecho concreto en un decisivo accionar proyectivo de la resistencia anticipada- : acto creativo, e irrebatible capacidad compartida por un grupo de hombres y mujeres quienes optan por inventar un mundo, una cultura, una lengua, una sabiduría milenaria basada en las múltiples estrategias de descubrimientos y administración de recursos, para lograr, al fin de cuentas: proyección y permanencia cultural ante una nación.

Máhâra Dohôrata Wylky fue un “poeta-chamán de guerras”.Gran conocedor de su etno-poïesis. Personaje silencioso cuya sola presencia inspiraba a todos sabiduría humana. Su refinada competencia sobre el conjunto y complejidad del mundo mítico ancestral, hacían de él una gran persona, como pocos en éste mundo. El dominio de su arte oral-poético-mítico y la significación cosmovisional a través del dibujo se acerca mucho a otro gran creador-chamán de la cultura occidental, quien en vida fuera Henri Michaux. Al retomar H. Michaux sus viejos sueños creativos de 1927, y con el deseo de crear un “otro” alfabeto, el gran creador francés, interpreta al exorcismo como una reacción forzada, verdadero poema del prisionero. H. Michaux decía: “el exorcismo, que es una reacción muy fuerte, en ataque de ariete, es el verdadero poema”.Por eso podemos hasta intuir el sentido de inquietud que expresaban sus dibujos enigmáticos atrapados a su escritura. Él mismo escribió lo siguiente: “Al fin y al cabo, pareciera que uno puede volver a hallar en los dibujos, hasta en los más calmos, en los más ideográficos; aquellos gestos del rechazo y del ataque mágico, y si no se trata de las llamas del fuego, al menos es el ser momentáneamente galvanizado para mantener en derrota a las potencias aledañas del mundo hostil”[5]

En mayo del 2005 Máhâra Dohôrata Wylky, arrastrando su alma en pena y ya derrotado por la vida; extenuado por la congoja y el pesar, se deja morir. Declaración de guerra. Su determinación fue para todos dolorosa. Los Tomàrâho, nada pudieron hacer por contrariar tan compungida decisión. Por eso, al concluir, solo nos queda rememorar aquel longevo relato mítico donde expresa la más alta pertinencia oral de una sociedad como la de los Tomárâho; y cuyo sentido urge de manera incesante y permanente, a convenir la restitución de valores, principios, actitudes y predestinación que deben asumir las personas, ante las vicisitudes que depara el desalmado bestiario rutinario.

“Abatido.

Desolación, de nuevo.

A mis pies la tierra.

¿Qué hago yo, todavía sobre la tierra?”[6]



1 .Jack Goody (1977). La raison graphique. La doméstication de la pensée sauvage. Les editions de Minuit. Paris. (France). Avant-propos, J. Bazn et A. Bensa. p.68 (traducción en francés G. Sequera).

[2] M. Fernandez, Museo de la novela de lo Eterno. R. Piglia, La ciudad ausente.

3 Pierre Bourdieu (2001). Langage et pouvoir symbolique. Editions Fayard. Points. p. 88-89. Traducción en español G. Sequera.

[4] Goody, ed., op. cit., p. 78

[5] Henri Michaux “Exorcismes”, Aux dépens de Robert J. Godet, 1943. (Traducción en español de Magali Sequera).

[6] Jean-Pierre Martin, (2003) Henri Michaux. Biographies nrf Gallimard p. 46