16 abr 2007

RETORNO A LA MÚSICA BARROCA

LO INSÓLITO DEL BARROCO MUSICAL

Se hace evidente que, en todo tiempo y lugar; es el oído que define el destino de la música. La música barroca, fue compuesta para ser practicada, tocada, leída, cantada y analizada. Es la excelente oportunidad que ofrece la Orquesta de la Universidad del Norte, con la realización del Tercer Festival de Música Barroca. Tal iniciativa fustiga nuestro entusiasmo para rememorar algunos aspectos más resaltantes.

El término” barroco” aparece en 1690, donde Furetiere adopta el adjetivo, y lo vincula al vocabulario del arte de la joyería: “ barroco se denomina a las piedras preciosas de formas no muy redondas”. La misma explicación figura en la edición del Diccionario de la Academia francesa (1694). Recién en 1740 aparece el sentido figurado de barroco como: insólito, raro, curioso...Esta última significación definida en el siglo XVIII, permite contribuir a la arquitectura en una explicación de estilo muy propio. Ciertos autores exponen en el mismo siglo, el barroco, “en el gusto gótico”, y haciendo mención a las obras del italiano Francesco Borromini (1599-1667), y de Guarino Guarini (1624-1683) hablan del barroco arquitectónico como una expresión cargada de “matices raros”. La noción de “escuela barroca” aparece recién a finales del siglo XIX, gracias al desarrollo teórico de la estética, ciertos estudiosos aparentan al “barroco” en un cierto estilo deforme del renacimiento, que se caracteriza por la desagregación de formas a la escuela precedente. Por el otro, la influencia de la Contra Reforma, ( movimiento religioso nominado reforma en el siglo XVI), aparece la denominación de “barroco” como una búsqueda de grandeza. Lo interesante es que –a través del tiempo-, el término fue tomando forma en diferentes disciplinas y las artes, hasta que, un musicólogo alemán C. Sachs adopta la palabra “barroco” (1919: Barockstils) para caracterizar un período de la historia musical. Los estudios sobre las formas musicales son importantes pues ayudan a entender, a comprender las obras, a conocer el rol de los compositores de música y su contexto social. En ese sentido, al barroco musical se explica como propenso a la ornamentación, a la búsqueda de formas encurvadas, en movimiento hacia la variación, oponiendo sus efectos en masa –tanto coral como instrumental-, y su gusto por la profundidad hacia la multiplicidad de líneas y por el brillo luminoso a través de toda superficie musical y bajo la influencia de un estilo renacentista. Cosa notable, como suele ocurrir en todo desarrollo del conocimiento y la cultura, la utilización y definición correcta de términos se expande, para posicionar el término como facilitador a la comprensión de los fenómenos y expresiones humanas. Aunque los términos ayuden a imaginar otras lecturas de lo “barroco musical”, como por ejemplo; en Inglaterra donde el análisis de la música de Purcell ; por J.A. Westrup, (1937) no utiliza el término “barroco” para explicar la obra de tan prolífico compositor. En Italia, la influencia de B. Croce, quien en su Storia dell’eta barocca in Italia (1929), insiste sobre el hecho de que el empleo del término es abusivo, peyorativo, y donde el mismo no se encuandra en ubicar una época ni un estilo barroco. Todo ello hace parte de un debate teórico musical necesario que enriquece la profundización del estudio de los fenómenos musicales. Posiblemente el rechazo del término “barroco musical” se explique por el cierto rasgo peyorativo que significa todavía hoy “un inesperado que sorprende”, y en éste caso aplicado al arte de los sonidos. Muy a pesar de diferentes posiciones, aproximaciones y lecturas; el “barroco musical” se extiende en un período largo que va desde 1580 hasta 1780 aproximadamente. Un período tan extenso obliga a determinar una evolución ineluctable en su propio seno musical. La aparición de la música barroca, en definitiva, irrumpe en un “cambio de estilo”. En la España de 1550, la música de J. Bermudo, A. De Cabezón, T. De Santa María, así como del portugués Antonio Carreira, ya presentan gérmenes barrocos. La empresa colonial y de conquista, permite entre los siglos XVII y XVIII su difusión en América Latina. Hoy se habla también de un barroco musical llevado a cabo en el sistema reductor jesuítico. Por eso, podemos denominar la aparición original en nuestra región de un: barroco musical guarani. Ya vemos que el barroco no se ve limitado a un área geográfica, o a un espacio y tiempo condicionado ni reducido. La melodía se proyecta fuera de la arquitectura polifónica, se desarrolla en múltiples curvas y contra-curvas (p. ej. el Concerto para violín y cuerdas en mi mayor de J.S. Bach, BWV 1042), antes de fraccionarse en miles de detalles en la música de Ph. Rameau, D. Scarlatti, y sobre todo en las obras de Karl Philipe Emanuel Bach. Así también, la clara sucesión de acordes se encuentran mucho antes en Josquin de Prés y en Palestrina. El encadenado inesperado de sonidos, a través de los grandes creadores y sus obras, concluyen en el siglo XVIII, con J.S.Bach, gracias a su espíritu de síntesis bajo el crisol de diferentes influencias musicales, Bach supo conformar su propia gramática musical en el contrapunto (El clavecín bien temperado 1722-1744). Bach es uno de los más sabios músicos de la historia de la música, y su obra fue considerada como “el pan de cada día” por todos los innovadores: Schuman, Chopin, Liszt, Wagner, Debussy. Para los modernos como Stravinsky, con mayor razón Schoenberg, Berg, y sus discípulos lo estudiaron a fondo y comprendieron como nadie supo entender que el legado de Bach, ofrece su estructura sonora en el clasicismo. No será acaso premonitorio que en 1825, Beethoven escribía: “No es Bach (= río), sino Meer (Océano) que debería llamarse, por su infinita e inagotable riqueza en la combinación de sonidos y armonías” Luego de medio siglo de laboriosa ofrenda, Bach a su muerte no consigue dejar a Ana Magdalena, su bien amada, algo de qué vivir...¡Culpa suya, no fué!

1 comentario:

Carmin dijo...

Buscaba joyeria barroca...y encontre muy buenas fotos!!!