INDIA : GIGANTE DEL SEGUNDO MILENIO
Por Guillermo Sequera
Hay un pez sobre la cítara de Ravi Shankar,
Muy parecido a un pescado, y más aún todavía;
Su ojo, henchido de lágrimas, lleva la forma de sílaba mística.
Vinda Karandikar
Sin embargo los ríos
martires como el Ganges nacieron
De su vejiga
Vinda Yashaschandra
Desde hace siglos, la India ejerce una atracción muy particular sobre los viajeros occidentales. Es el país que fascina, que atrapa, que enloquece. Los grandes pensadores, escritores, artistas, poetas, músicos, cineastas, se han volcado a la India como en un viaje iniciático. Rudyard Kipling, Hermann Hesse, Henri Michaux, André Malraux, describen sus experiencias de vida en la India, o exaltan la pujanza de la espiritualidad hindú. Y quién no fue perturbado ante la creación mundial en Paris de 1985, cuando Peter Brook, lleva a puesta en escena el gigantesco poema épico de más de cien mil versos: “Mahabharata”. Texto venerado por la cultura hindú. El Mahabharata es considerado como una gran obra humana, transmitido oralmente por muchas generaciones, originado en el siglo V antes de J.C. El pensamiento hinduista conquistó al mundo occidental. Basta recordar, al movimiento hippie, a los Beatles, a Martin Luther King. El combate de Ghandi y su doctrina de la no-violencia, o de su desobediencia civil, ganaron un inmenso suceso en los movimientos contestatarios de 1968. La cantidad de adeptos occidentales son incontables. En Paraguay el poeta más conocido, el más popular, el más leído, después de M.O. Guerrero, es un hindú, premio Nobel de literatura en 1913: Rabindranath Tagore (1861-1941). En los últimos años, en Asunción, surgieron muchos grupos que comparten cada semana la práctica mística del yoga. Wal Mayans, talentoso creador, patrocina la tradición teatral Katakali de la India del sur en sus creaciones. Sicólogos y sexólogos paraguayos advierten a sus pacientes, sobre las bondades eróticas del Kama-sutra del siglo IV antes de Cristo, como el mejor tratamiento para conciliar una larga vida, con el gozo que depara el amor en el ‘cantar de los cantares’.
India, Estado del Asia, constituida en República federativa: Unión India. La India lleva unos 5.000 años de cultura, de historia. Posee, 3,3 millones de kilómetros cuadrados, donde el 72% de la población vive en zonas rurales, en medios bio-geográficos los más diversos: montañas himalayenses, grandes extensiones de valles fértiles, desiertos y bosques, tierras de cultivos de arroz, de trigo, de millo. El hormigueo de la densidad poblacional dio nacimiento a megalópolis: 34 ciudades cuentan con más de un millón de habitantes. Un mil millones de habitantes (considerada la segunda población mundial, después de la China). El país está conformado por 28 estados. La India es considerada Gigante del Segundo Milenio. Los analistas de políticas internacionales pronostican que en el 2.050 la India será la tercera potencia económica mundial. Al mismo tiempo, es una potencia en recursos tecnológicos y de alto nivel científico. La India, hoy, es ya una potencia nuclear, lo que le permite un protagonismo de disuasión multipolar. Por el otro, la India es un mosaico de religiones; muchas de ellas, basadas en el llamado ‘misticismo indio’, han ganado la adhesión de sociedades industrializadas. En la India, el hinduismo representa el 80%; la musulmana 12%. También cohabitan el sincretismo, y cristianos del sur. Los llamados ascéticos, cuyo pensamiento se encuentra en paralelo al budismo; los ascéticos son desprovistos de divinidades. Existe una pequeña comunidad judía que habita la India hace dos mil años, quienes huyeron de Jerusalén invadida por los Romanos. Los judíos ‘sefarditas’ expulsados de España en el siglo XVI se unieron a los primeros. Así mismo, los parsis de origen persa, migraron a la India en el siglo VII. Por último, están los Budístas, que viven y practican su religión desde el siglo X, basada a la ética más que en la metafísica, y la vivencia de la serenidad, de la meditación y la compasión.
La India constituye un reservorio cultural de aproximadamente 826 lenguas o idiomas secundarios, donde son reconocidas 17 lenguas oficiales y registra 13 alfabetos diferentes, incluyendo el alfabeto latino. Sin embargo, debido a la influencia colonial del imperio británico sobre la India, luego de su independencia en 1947, liderada por Mahatma Gandhi; el inglés se posiciona como lengua de comunicación, hablado por 100 millones de personas. Los Estados de la India fueron reorganizados, al principio, teniendo en cuenta las tendencias de fronteras lingüísticas, aunque por desplazamientos de poblaciones autóctonas muchas lenguas nativas, como el sindi, se encuentra dispersa por todo el territorio. Igual ocurre con el urdu, lengua nacional en Pakistan vecino, en la India es segunda lengua oficial de varios Estados. Lo mismo ocurre con el bengali, lengua oficial del Estado d Bengala es también lengua nacional de Bangladesh.
Conocer la India, aproximarse a ella; es una manera de fomentar la apreciación mutua de las culturas, contribuyendo a dilucidar y a vencer los obstáculos que se oponen a una auténtica comprensión intercultural. En la región latinoamericana: México, Perú, Venezuela, Brasil, Argentina, Chile, desde la década de los ochenta han tomado iniciativas de fortalecer las relaciones con la India. Brasil, con su llamado “Global Player” ha establecido puentes estratégicos de cooperación con la política hindú, en diferentes dominios; lo que para ambos constituyen beneficios considerables. Desde el 2005, Paraguay ha establecido un inicio en las relaciones, habría que ampliar la cooperación. La cultura es el tema axial en la cooperación. ¿Por qué no recordar? “El “Arco y la Lira” de Octavio Paz, escritor mexicano, en cuyo ensayo cincela la potencia de la cosmovisión hindú. Es eso, el orden del mundo y el concepto del equilibro hindú, el ‘dharma’, fue lo que impactó a los creadores. Orden cósmico que mantiene toda cosa en cada lugar del universo. En su interior se ubican los tres mundos: el Cielo, la Tierra, y el Infierno. Si el dharma se encuentra en dificultades, la Tierra de desploma. Sin embargo, el dharma, posee cualidades a repeler, pues la Tierra es el espacio de combates y de crisis. No es fruto del azar si el dharma es el padre del primero de los cinco hermanos Pandava, quien se engendra en el estado del yoga. Por eso mismo, para conocer la India, es mejor retornar a la literatura, el teatro, la música y el cine hindú. Además de los textos de el escritor de origen hindú Vidiadhar Suraprajprasad Naipaul (premio Nóbel de literatura 2001). Es buena iniciativa volcarse a nuevos artistas hindú como: Mahasweta Devi, Raj Kamal Jha, Narendra Jadhav. Entre tantos creadores, no olviden de buscar a Satyajit Ray, el más grande Director de Cine hindú, del Estado de Kerala, de cuyas obras podemos recordar su trilogía: Pather Panchali (1955); Aparajito (1957) y el Mundo de Apu (1960). Otra de sus obras maestras es “El salón de Música” (1959). Ray, supo proyectar la tradición del cine bengalí, lo mejor de la India; relacionando la perfección plástica con la sensibilidad humana. Ray, conocedor de su realidad, y de rara sabiduría cinematográfica, llega revivir a sus personajes en un marco de tradición y en contacto con una realidad social. El arte y la creación de la India milenaria, es recurso necesario para salir del atolladero de las trivialidades; de la cotidianeidad en lo pueril y lo anodino. Conocer la India es reconocernos a nosotros mismos. La India lejos, pero cada vez más cerca de Paraguay.
2 comentarios:
Este artículo es un vehículo necesario y eficaz de acercamiento a la gran sabiduría india y su diversidad cultural. Felicitaciones a su autor
Excelente artículo!FELICITACIONES
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