por GUILLERMO SEQUERA
La palabra "biodiversidad" significa variedad de vida. Millones de especies de plantas, animales y microorganismos sobre la Tierra constituyen la "diversidad de especies". Pero hay también biodiversidad dentro de una misma especie. Los perros, por ejemplo, tienen formas, tamaños, colores e incluso temperamentos diferentes. A esto se llama "diversidad genética". Otra forma de biodiversidad es la "diversidad de ecosistemas". Las praderas, los bosques y los pantanos ilustran las distintas clases de ecosistemas, que son el hábitat natural de los organismos.
La biodiversidad está amenazada en todas partes y en todas sus variedades. El ser humano mismo es una víctima principal no solo por el azote creciente de los conflictos bélicos, casi siempre instigados o protagonizado por potencias imperiales, o de pandemias como el SIDA, que diezma principalmente las poblaciones de los países subdesarrollados, sino también por enfermedades que con un mínimo gasto pudieran evitarse sino fuera porque medio mundo está sumido en una pobreza atroz. La variedad de culturas humanas sobre el planeta, parte también de nuestra biodiversidad, está amenazada por el interés hegemónico de las potencias imperiales. La actual administración norteamericana, con su ofensiva recolonizadora típicamente fascista, no disimula su repudio por los pueblos que hablan otros idiomas, tienen otras creencias religiosas y se diferencian en muchos otros aspectos de la vida humana, de acuerdo con sus propias tradiciones y culturas. Hoy se ve claro que el peligroso enfrentamiento entre la humanidad y su medio natural no se debe al crecimiento de la población mundial, sino a un desarrollo tecnológico sin precedente, privilegio exclusivo de los centros de poder económico, que está principalmente al servicio del consumo irracional de una minoría de sociedades, y que polariza cada vez más la distribución de la riqueza y amplía las zonas de pobreza extrema, con su secuelas de destrucción del hábitat. En conjunto, las regiones más ricas en biodiversidad son África, Asia y el Pacífico, y América Latina y el Caribe. Según la FAO, la región contiene un 40 por ciento de las especies vegetales y animales del planeta, y se considera poseedora de la más alta diversidad florísitca en el mundo. Entre ellos, Brasil, Paraguay y Bolivia comparten algunos de los más importantes humedales continentales del mundo, incluyendo 400.000 kilómetros cuadrados de pantanos (el pantanal y el chaco), renombrados por su diversidad. El plan estratégico del imperialismo norteamericano para América Latina y el Caribe persigue garantizar el acceso ilimitado de los inversionistas estadounidenses a los Recursos Estratégicos del hemisferio especialmente en la Región Andino Amazónica (petróleo, gas, minerales y maderas) y a los recursos de la vida (biodiversidad genética, agua, oxígeno) convertidos estos últimos en una mercancía más. Si la geoestrategia imperial para nuestro Continente llega a triunfar, mediante la instrumentación cabal del ALCA y/o los Tratados Bilaterales de Libre Comercio, el Plan Puebla Panamá, el Plan Colombia y la militarización norteamericana de la región, los pueblos latinoamericanos y caribeños, secularmente saqueados perderíamos no solo el presente, sino también el futuro. Nuestros descendientes empobrecidos y humillados perderían su alma con la extinción impuesta de sus propias culturas y saberes, perderían el agua y la sal, el aire y la tierra, los pájaros, los bosques, la semilla de nuestros cultivos, los peces y el mar, el cielo mismo que también sería de los colonizadores.
La palabra "biodiversidad" significa variedad de vida. Millones de especies de plantas, animales y microorganismos sobre la Tierra constituyen la "diversidad de especies". Pero hay también biodiversidad dentro de una misma especie. Los perros, por ejemplo, tienen formas, tamaños, colores e incluso temperamentos diferentes. A esto se llama "diversidad genética". Otra forma de biodiversidad es la "diversidad de ecosistemas". Las praderas, los bosques y los pantanos ilustran las distintas clases de ecosistemas, que son el hábitat natural de los organismos.
La biodiversidad está amenazada en todas partes y en todas sus variedades. El ser humano mismo es una víctima principal no solo por el azote creciente de los conflictos bélicos, casi siempre instigados o protagonizado por potencias imperiales, o de pandemias como el SIDA, que diezma principalmente las poblaciones de los países subdesarrollados, sino también por enfermedades que con un mínimo gasto pudieran evitarse sino fuera porque medio mundo está sumido en una pobreza atroz. La variedad de culturas humanas sobre el planeta, parte también de nuestra biodiversidad, está amenazada por el interés hegemónico de las potencias imperiales. La actual administración norteamericana, con su ofensiva recolonizadora típicamente fascista, no disimula su repudio por los pueblos que hablan otros idiomas, tienen otras creencias religiosas y se diferencian en muchos otros aspectos de la vida humana, de acuerdo con sus propias tradiciones y culturas. Hoy se ve claro que el peligroso enfrentamiento entre la humanidad y su medio natural no se debe al crecimiento de la población mundial, sino a un desarrollo tecnológico sin precedente, privilegio exclusivo de los centros de poder económico, que está principalmente al servicio del consumo irracional de una minoría de sociedades, y que polariza cada vez más la distribución de la riqueza y amplía las zonas de pobreza extrema, con su secuelas de destrucción del hábitat. En conjunto, las regiones más ricas en biodiversidad son África, Asia y el Pacífico, y América Latina y el Caribe. Según la FAO, la región contiene un 40 por ciento de las especies vegetales y animales del planeta, y se considera poseedora de la más alta diversidad florísitca en el mundo. Entre ellos, Brasil, Paraguay y Bolivia comparten algunos de los más importantes humedales continentales del mundo, incluyendo 400.000 kilómetros cuadrados de pantanos (el pantanal y el chaco), renombrados por su diversidad. El plan estratégico del imperialismo norteamericano para América Latina y el Caribe persigue garantizar el acceso ilimitado de los inversionistas estadounidenses a los Recursos Estratégicos del hemisferio especialmente en la Región Andino Amazónica (petróleo, gas, minerales y maderas) y a los recursos de la vida (biodiversidad genética, agua, oxígeno) convertidos estos últimos en una mercancía más. Si la geoestrategia imperial para nuestro Continente llega a triunfar, mediante la instrumentación cabal del ALCA y/o los Tratados Bilaterales de Libre Comercio, el Plan Puebla Panamá, el Plan Colombia y la militarización norteamericana de la región, los pueblos latinoamericanos y caribeños, secularmente saqueados perderíamos no solo el presente, sino también el futuro. Nuestros descendientes empobrecidos y humillados perderían su alma con la extinción impuesta de sus propias culturas y saberes, perderían el agua y la sal, el aire y la tierra, los pájaros, los bosques, la semilla de nuestros cultivos, los peces y el mar, el cielo mismo que también sería de los colonizadores.
4 comentarios:
Casualmente conoci ayer, de vista nomas, el dueño de este Blog, Ausberto Rodriguez Jara, me dijo: "Este que está ahí atras de ti es un gran cerebro, un gran hombre, un gran intelectual, que deberia ser mucho mas reconocido" - eso porque el sabe que tengo el habito de destacar a los buenos, aqui en Paraguay y si posible, presentarlos unos a los otros, a que se conozcan - estoy muy contenta de haber encontrado este Blog, FELICITACIONES, está espetacular, Primer Mundo, un orgullo nacional, saludos de una futura amiga
Bueno, Guillermo ya de vuelta ; de aqui para allà; ahora aqui en Sicilia, ordenando identidades.
Invierno, lluvia,buen momento de estudio y reflexion.
Gracias por tus contributos.
Nelida
Mito, ha sido un gran placer haberte conocido y más en las circunstancias de una expedición. Muy interesante el blog y espero que se mantenga el contacto. Un abrazo grande,
Pablo Vena
saludos don Guillermo
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